Mientras lidia con la crisis sistémica, Cuba enfrenta una descontrolada migración dentro de sus propias fronteras, tanto desde zonas rurales a las ciudades como entre las propias áreas urbanas, un fenómeno que afecta la producción de alimentos, la actividad comercial y otros sectores económicos e incrementa el envejecimiento y el despoblamiento de las comunidades rurales.
La movilidad está influenciada por factores económicos, sociales y políticos, y tiene un impacto significativo en la distribución de la población y en el desarrollo de las ciudades.
“Uno de ellos, es la policrisis que se vive en Cuba, la crisis estructural que confronta el país. Hablamos de algunas brechas de desigualdad muy grandes entre territorios, de que, si en la ciudad el acceso a los servicios está en condiciones muy críticas, pensemos en el sector rural ¿qué puede ocurrir?”, dijo a Martí Noticias, la académica cubana Loraine Morales Pino, asentada en México.
En el campo, “obviamente, las condiciones son peores, las personas no tienen acceso a la venta de alimentos, al comercio interno, por así decirlo; no tienen acceso a los servicios públicos de calidad. Los cortes de electricidad son terribles en la zona rural".
Por otra parte, la doctora en Estudios de Migración y Máster en Estudios de Población menciona la nueva posibilidad de acceder a una vivienda un poco más económica en las zonas urbanas donde se han depreciado las propiedades.
"Se observa que la vivienda en Cuba se ha desvalorizado a partir de esta salida masiva de personas y las casas están más accesibles. Una franja de oportunidad que se ha encontrado para los habitantes de las zonas rurales de poder tener un posicionamiento en las ciudades o en las zonas más urbanas”, indicó la especialista.
Zonas rurales despobladas y envejecidas
El director del Centro de Estudios Demográficos (Cedem), Antonio Ajas, alertó esta semana que la enorme movilidad de personas “representa un desafío para la estrategia de desarrollo económico social, la producción de alimentos, y el progreso de las zonas rurales, que están muy despobladas y envejecidas”.
Los desplazamientos importantes dentro del territorio nacional van desde las provincias orientales hacia las occidentales, en especial a La Habana, que es la principal receptora interna y emisora de migrantes al exterior.
El arribo de migrantes a las ciudades genera un rápido crecimiento demográfico y concentración de la población en zonas urbanas, a la vez que produce tensiones en cuanto a vivienda, servicios públicos y empleo, así como cambios en la estructura social y cultural y limitaciones en la infraestructura existente, como el agua, la energía y el transporte.
“Todas estas movilidades y todas estas reconfiguraciones demográficas, tienen un impacto en otras variables como la natalidad debido a que las familias desean posponer tener hijos, quizás deseen tenerlos luego de que logren emigrar del campo o salir del país o esperar a que las condiciones estructurales mejoren, lo cual cada vez se ve más lejano”, apuntó la experta.
Agregó que la migración puede llevar a una disminución de la población en las zonas rurales o menos desarrolladas, lo que resulta en un envejecimiento de la población y una pérdida de fuerza laboral joven “en términos tanto nacionales como por zonas”.
“Si no hay gente en edad laboral en el campo ¿quién produce la comida? Pero al mismo tiempo no hay condiciones en el campo para reproducir la vida, entonces es como un ciclo, el desorden político al que ha llevado a nuestro país el gobierno”, señaló Morales Pino.
El director del CEDEM se refirió también al impacto de la migración interna “en la estructura de la población cubana, en la dinámica demográfica del país, y en la estructura por edades de la población, porque migran personas esencialmente jóvenes con mayor feminización”.
En octubre de 2024, la plataforma La Coalición, formada por varias organizaciones cubanas radicadas fuera del país, publicó un informe en el que manifestó su preocupación por la precariedad en la que se encuentran las mujeres migrantes internas en La Habana.
Varios testimonios aseguraron que la falta de residencia legal en la capital impide que accedan a servicios esenciales, exponiéndolas a situaciones de explotación laboral, persecución policial, trata de personas, violencia de género y discriminación.
Tampoco pueden acceder a asistencia legal efectiva debido a las barreras burocráticas, la falta de documentación y la discriminación sistémica.
“Sin acceso a un sistema legal que las respalde, quedan desprotegidas ante desalojos forzosos, explotación laboral y abusos gubernamentales, lo que agrava su situación y perpetúa el ciclo de marginación en el que viven”, indica el estudio.
El funcionario del Centro de Estudios Demográficos instó “a buscar una circularidad, un retorno, y un acercamiento de los cubanos residentes en el exterior que quieran a la Patria para la Patria”.
“No hay muchas formas de buscar una solución cuando hay una negación crónica de la realidad social, donde la ideología es lo que prima por encima de la responsabilidad social”, puntualizó la intelectual exiliada.
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