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Cuba, un país a punto de derrumbe


La trágica muerte de 4 personas en dos recientes derrumbes en La Habana pone en el foco la incapacidad del Estado para resolver la crisis habitacional en una isla que se cae a pedazos.

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Los habaneros están consternados por la tragedia en la que cuatro personas perdieron la vida sepultadas entre los escombros de dos edificios que se derrumbaron este fin de semana.

Uno de ellos, ocurrido en un inmueble de la calle Monte, en La Habana Vieja, en el que residen varias personas, mató a tres miembros de una misma familia en la madrugada del sábado.

“Fue que colapsó una placa. Tenía un tanque elevado de agua y, con tanto peso, tumbó la placa y ellos estaban durmiendo debajo. Era de madrugada. Sentí como un estruendo grande, pero pensé que era otra cosa y no me levanté. Cuando amaneció, vi todos los carros de bomberos y de la policía. Al rato, sacaron a los fallecidos. Muy triste: una niña tenía siete años y su mamá y su papá”, relató Sandra Calderón, que vive justo en la acera de enfrente.

“El edificio, aparentemente, no se ve mal, lo que el estado constructivo de todos esos edificios de la calle Monte... están en muy mal estado”.

Como Sandra, varios ciudadanos expresaron a Martí Noticias su desamparo y alarma frente a la situación habitacional en la Isla y la desidia del Estado para evitar nuevas víctimas.

“Casi todos los edificios de La Habana están iguales, uno los ve bien, pero en cualquier momento se pueden caer. La mayoría de los de esta cuadra están así en ese estado. Eso ha pasado otras veces. En el edificio de enfrente pasó, lo que no hubo afectación de fallecidos, pero se cayó un pedazo de techo. Otra vez, una pared le cayó a una muchacha en una pierna. Padeció mucho de la pierna”, dijo la vecina del lugar.

La desesperanza por la ausencia de soluciones a la crisis de la vivienda ha llevado a muchas familias a vivir en albergues estatales o continuar en locales en riesgo de catástrofe, como sucedió con el resto de los residentes del edificio donde ocurrió la tragedia. “Siguen ahí porque no tienen adonde ir”, enfatizó Sandra.

Pocas horas antes, en el municipio Diez de Octubre, otra construcción que estaba siendo demolida se vino abajo dejando a un fallecido de 60 años.

Inmuebles condenados a morir

“La Calzada Diez de Octubre es una de las vías urbanas más transitadas de toda la ciudad, parecido a la de Monte. Se caracterizaban por tener grandes galerías, con portales rodeados de columnas y albergaban una red de tiendas”, lamentó la historiadora Jenny Pantoja.

Explicó que, con el quiebre de los mercados por la crisis económica, los locales comerciales quedaron abandonados y algunos fueron ocupados por familias sin hogar, “pero muchos quedaron deshabitados y se llenaron de escombros, y un lugar cerrado se deteriora más rápido”.

Derrumbe en la calle Monte de La Habana Vieja, el 12 de julio de 2025.
Derrumbe en la calle Monte de La Habana Vieja, el 12 de julio de 2025.

La historiadora apuntó que gran parte de esos edificios fueron construidos en los años 20, 30 y 40 del siglo pasado, lo que hace más compleja su restauración, “porque son construcciones muy amplias, con grandes ventanales, con puntales muy altos”.

Muchas de ellas están divididas o reformadas por sus propios moradores que, sin conocimientos de arquitectura ni de ingeniería residencial, y sin asesoramiento profesional, afectaron las estructuras de los inmuebles. Además, el costo de los materiales de construcción es muy elevado: “Ahora mismo, un saco de cemento cuesta 8,000 pesos en moneda nacional”, recordó.

El municipio Diez de Octubre es uno de los más populosos y de mayor densidad demográfica de La Habana. En él viven jornaleros, trabajadores de fábricas, portuarios, empleados de los talleres y empresas alrededor del puerto, “y todas esas entidades están paralizadas y las familias se quedaron también sin recursos al cerrar estas empresas”, apuntó la intelectual.

¿Donde está la solución?

Las autoridades cubanas han reconocido que el estado de las viviendas en gran parte de La Habana es un gran problema, porque un porciento alto de ellas tienen un alto riesgo de colapso y deterioro, y aunque se han realizado esfuerzos para rehabilitar edificios, el proceso es lento y complejo.

La directora general de la Vivienda, Delilah Díaz Fernández, dijo ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral) que, al cierre de 2024, apenas el 65% de las viviendas registradas (más de cuatro millones) tenían un buen estado técnico.

Aunque los dirigentes del régimen afirman en la televisión nacional que se llevan a cabo esfuerzos para mitigar la crisis habitacional, la escasez de materiales de construcción y sus elevados precios, tanto en el mercado estatal como privado, los vuelven inaccesibles para muchos ciudadanos.

De igual forma, la entrega de subsidios y la construcción de viviendas se ha paralizado en casi todo el país.

“Vemos la inactividad del Estado, la ineficiencia del Estado cuando se trata de resolver estas problemáticas que son cada vez más recurrentes. En estos meses de julio, agosto, septiembre, cuando los cambios de clima son muy bruscos, los derrumbes son, lamentablemente ‘normales’", dijo el crítico de arte Raymar Aguado.

Cifras divulgadas por el oficialismo señalan que en la capital cubana hay 185.348 inmuebles en mal estado; de estos, 83.878 requieren reparaciones parciales y 46.158 necesitan reformas profundas. Además, se requieren 43.854 hogares para quienes, tras anteriores derrumbes, residen en albergues estatales.

Para el activista, todo esto “denota ese desentendimiento, esa ineficiencia del Estado por resolver este tipo de situaciones mientras siguen construyendo hoteles y siguen destinando recursos a construcciones inmobiliarias para sectores que no privilegian a la mayoría, ni a estas familias que necesitan con urgencia una reparación de sus viviendas”.

"¿Quién paga por estas muertes?"

“Otra muestra de que el Estado cubano no responde a los intereses de la población, que no le interesa solucionar este tipo de cosas, y que la vida de las personas para quienes gobiernan no es de su incumbencia. Y, entonces, la gran pregunta es, ¿quién paga por estas muertes, ¿quién es responsable de estas muertes? Claro, tenemos la certeza de que es el Estado cubano y quienes gobiernan y destinan fondos y recursos para beneficio de una oligarquía política y no para beneficio popular”, opinó Aguado.

En este sentido, el también activista y maestro retirado Pedro Albert Sánchez recalcó que no tiene certeza de que los gobernantes cubanos quieran, o no, sacar al país de la profunda y prolongada caída de la actividad económica con sus consecuentes efectos de aumento de la pobreza y la desigualdad social. “Pero suponiendo que quisieran, no pueden, entre otras cosas, porque tienen que desviar una cantidad de recursos para mantenerse en el poder”.

Más allá de los edificios... el colapso es total

“Hay un colapso económico total. Esto no es una crisis económica, esto es un proceso de descomposición, (...) y por tanto siguen derrumbándose las cosas. No solamente los edificios, las calles están de igual modo. Siempre hablamos de los salideros de agua, pero donde hay salideros, también hay entraderos, es decir, que todo está en estado de descomposición”, afirmó.

Albert Sánchez fue pesimista sobre la posibilidad de que el actual gobierno encuentre una solución a estos problemas.

“Yo no le veo posibilidad ninguna al Estado de remediar eso, porque sucede en todas las esferas de la vida del país, y en ese encierro que ellos tienen, en esa filosofía de ideología única, partido único, no cuentan con los esfuerzos, con la sabiduría de todo el pueblo. No cuentan con la inteligencia de la diáspora. Entonces, no pueden resolver ni los edificios ni las vías. No pueden resolver absolutamente nada”, concluyó el activista.

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    Yolanda Huerga

    Yolanda Huerga nació en Bayamo, Granma, Cuba. Se graduó en Filología y Lingüística en la Universidad de Oriente en 1989. Durante casi 20 años trabajó en el sistema de bibliotecas públicas de la isla. En 2003, fundó junto a otras mujeres el movimiento Damas de Blanco, organización que recibió en 2005 el Premio a la Libertad de Conciencia Andrei Sakharov del Parlamento Europeo. En 2005 viajó a Estados Unidos junto su hijo y su esposo, el poeta y periodista Manuel Vázquez Portal, condenado a 18 años durante la Primavera Negra de Cuba. Desde 2008 trabaja en Miami, en la Oficina de Transmisiones a Cuba, como periodista de Radio Martí. Recibió en 2021 el Premio Burke a la Excelencia Periodística que otorga la Agencia de Estados Unidos para Medios Globales.

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